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Hola, somos Laura e Iria, y queremos daros
a todos la bienvenida a nuestro blog, en el que trataremos de publicar la máxima información acerca de los trasplantes.
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Un saludo.
Gracias.

martes, 16 de noviembre de 2010

El CONSENTIMIENTO en PEDIATRÍA

El consentimiento en el caso del enfermo pediátrico presenta muchos interrogantes. Sin duda, niños de cierta edad se dan cuenta de que están muy enfermos y tienen además que enfrentarse a las reacciones emocionales de sus familiares, que generalmente presionan a favor del trasplante. ¿Debe el niño dar su consentimiento al trasplante? Muchos creen que, en general, los niños por encima de siete años deben ser tomados en serio cuando expresan sus opiniones a favor o en contra el procedimiento.
Aunque la ley autoriza a los padres a dar el consentimiento por sus hijos ¡no siempre queda claro que actúan en el mejor interés del enfermo sin ser presa de actitudes emocionales posiblemente mal aconsejadas! La calidad de vida es tan importante como la misma supervivencia; una supervivencia corta acompañada de sufrimientos prolongados no parece ser una finalidad satisfactoria para un procedimiento médico. Sin embargo, muchos padres desean la supervivencia al precio que sea, aunque quizá el hijo lo deseara sólo si se acompañase de una calidad de vida decente.
Así como el trasplante renal y hepático pueden salvar vidas de niños con resultados muy aceptables, el trasplante cardíaco infantil tiene un valor riesgo/beneficio a largo plazo más dudoso.
Hay todavía poca información respecto a los riesgos a largo plazo de órganos únicos, tales como el hígado y el corazón, que incluyen procedimientos invasores como biopsias para controlar el rechazo, aparte de la limitación de movimientos y los problemas psicológicos que conlleva el aislamiento de los familiares. Otros riesgos incluyen el apoyo constante que requerirá el niño, la posibilidad de que desarrolle problemas de personalidad y de inestabildad familiar si hay otros hijos, así como el gasto permanente directo e indirecto que ocasiona la enfermedad.
Está permitido dudar de que Ronnie de Silvers, un niño que falleció en medio de grandes sufrimientos mientras esperaba su cuarto trasplante hepático, quería realmente que se le continuase trasplantando, como decían sus familiares a los medios de comunicación.

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